1 sept 2009

LAS DOS CARAS DE LA INMIGRACIÓN

Tomar la decisión de irse a vivir a un país diferente de aquel en que has crecido y vivido toda tu vida es algo muy complicado, pero una vez asumido y realizado el viaje el que se marcha tiene que enfrentarse a dos realidades distintas y muchas veces desoladoras.
En su país de origen, el que se va adquiere la categoría de “emigrante”, palabra que, además de la acepción tradicional, suele llevar implícitos otros significados. A veces es sinónimo de “traidor”, porque así suelen verlo algunos de sus amigos y parientes que, egoístamente, lo catalogan como aquel que los abandonó a su suerte por irse detrás de los cantos de sirena de una sociedad más poderosa o más estable. Detrás de este calificativo suele esconderse la envidia de aquel que tuvo el coraje de hacer lo que ellos hubieran hecho de haber tenido valor suficiente. Generalmente, los que se quedan le hacen al que parte un regalo de despedida con la forma de una multitud de pronósticos de mal agüero, para acabar de darle “ánimo”.
Si el emigrante vuelve sin haber tenido éxito en su empeño, lo reciben con una palmadita en la espalda y cara de perdonavidas, diciñendole cosas como: “ya te lo había dicho yo”. Si, en cambio, el emigrante consigue adaptarse e integrarse al nuevo medio, cuando regrese de vacaciones será mirado como un bicho raro y visto como un potentado aunque su trabajo en el nuevo país no sea más que el de pintor de brocha gorda o friegaplatos. También recibirá la visita de amigos y parientes que no le habían escrito una línea mientras estuvo fuera, a la espera de ligar algún regalito o invitación a comer, escudado en la pena que le da al emigrante que “aquí la cosa está muy mal”.
En el país de destino, el “emigrante” pasa a ser “inmigrante”, que también es una palabra con significados múltiples, no siempre buenos. Así, Yussuff pasa a ser “el moro”, Jorge “el sudaca” o Mircea “el rumano”, a veces a secas y a veces seguido de la coletilla “de mierda”. Esto en España, pero en todos los países sucede lo mismo. Por ej.: en Argentina los bolivianos son “bolitas”, los paraguayos “paraguas” y los provincianos (exiliados internos) son “cabecitas negras” y así, coletilla incluída.
Al inmigrante se lo suele mirar con miedo. “Vienen a quitarnos el trabajo”, suelen decir los mismos gandules treintañeros que viven con sus padres y rechazan un trabajo en la construcción porque “se suda mucho” u otro de administrativo porque “me queda a diez km de casa y tengo que coger un autobús”. Ni hablar de curros como asistente sanitario, cuidador de ancianos y/o niños o limpiador de letrinas, en donde “hay que estar tocando mierda”.
Si en inmigrante alcanza ciertas cotas de éxito profesional, se lo suele mirar con envidia, aunque realmente ese logro se haya debido a sus méritos personales y a su impecable cualificación profesional. “Qué sabrá el sudaca este, quién se ha creído que es, si en su país sería encargado de algún establo”, suele oírse en los pasillos.
Ya sé que alguien va a poner el grito en el cielo diciendo que lo que digo no es verdad, que esos serán casos aislados, y tendrán buena parte de razón.
Yo he visto las dos caras de la inmigración bien de cerca. He sido a la vez emigrante e inmigrante y he vivido en dos países muy afectados por los flujos migratorios y puedo asegurar que esto ocurre a diario, aunque no sea necesariamente así en la mayoría de los casos. No me lo han contado, lo he visto con mis propios ojos, lo he sufrido en mis carnes, en el país de origen y en el de destino. Como buena parte de mis colegas, he salido adelante. Me he adaptado, conservo viejos amigos y parientes y tengo muchos nuevos y soy bien aceptado pese a mi fealdad. No me puedo quejar de mi país de destino, del que no pienso moverme, salvo catástrofe. Mi caso es igual al de muchos, creo que la mayoría.
El problema, el único problema es la ignorancia, que hace que siempre encuentres a algún marmota dispuesto a amargarte el día.

19 comentarios:

  1. Estimado Enrique: ¿Qué culpa tienen esos pobres animalitos para que los trate tan feo? Boludos hay en todos lados, pero gracias a Dios, cada vez se procrean menos. O eso me gusta creer...
    Un abrazo afectuoso para usted.

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  2. Ay. Hace poco mis hijos despidieron a la última de sus primas que se iba para allá...yo siempre dije que por nada del mundo me movía de mi país...pero últimamente estoy mirando con cariño para el otro lado del mar, o aunque sea del otro lado del río de la plata. Todo lo que decís es cierto, me consta, pero eso de la envidia y los prejuicios sucede lo mismo entre coterráneos que no se han movido nunca del país. Sencillamente, gente jodida hay en todas partes. Besito cariñoso y mimos virtuales.

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  3. Don Checho:
    Esos tiernos animalitos son muy simpáticos, tiene usted razón. los que no lo son tanto son los que adoptan formato humanoide y permítame que dude que cada vez procrean menos.
    Le retribuyo el abrazo.

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  4. Lils:

    Conozco a más de uno que nunca se iba a mover de su país y luego...
    Estoy parando en casa de uno de ellos, que se piantó al llegar al medio siglo, casi, podrido de que todos los días le metieran el dedo (o algo más) justamente ahí. Yo me borré antes, siguiendo el ejemplo del preclaro prócer Casildo Herreras.
    Retribuyo también, corregidos y aumentados los besos y mimos que me envía.

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  5. No podemos cambiar las actitudes de los demás pero sí podemos cambiar las nuestras. No hay que dejarse amargar y... ¡qué se hagan agua los helados!!!

    Saludos,
    Ceci

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  6. Quiquín, pensar que viniste y yo te fui a ver como un bicho raro y esperé el regalito, que sí tuve, (tu libro, mi tesoro más preciado), te escribo poco, pero sabés el lugar que ocupás, no les des bola (es fácil decirlo), dejalos que destilen veneno, de un lado o del otro, como dice mil, no hay que dejarse amargar, besotes

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  7. el humano es tan rápido para juzgar y opinar como para ser suceptible a juzgamientos y opiniones ajenas. qué va. ladran, sancho...
    salutis don enrique!

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  8. Es verdad que los que quedan en tu pais, cuando volves de visita, esperan ver tu "metamorfosis" de acuerdo a su fantasía, jeje. Recuerdo que una amiga de toda la vida me dijo asombrada: "no tenés acento inglés" una vez que fui a baires, mientras vivía en Newcastle jajajaja! Y ahora, he tenido que escuchar que no tengo acento "gallego", como si el acento fuera un chip que te meten al entrar en los aeropuertos. Por lo demás, siendo inmigrante, he visto que hay gente que es mas aceptada que otra. He visto, tambien, que hay gente que se adapta mejor, se establece tomando como suyas costumbres y la pasa mejor. Personalmente, estoy tan a gusto donde estoy que ya hasta me enfado cuando critican a la madre patria, jajaja
    Nota: decis que sos feo para que las chicas no te acosen? jejeje
    besugos
    glo

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  9. Mira, dos palabras cargaditas de tópicos: emigrantes, immigrantes. Los que se van; los que llegan.

    ¿Quiene vamos y llegamos? ¿Quienes somos envidia o envidiamos, triunfamos o sucumbimos?... Para eso, no hacer falta irse, huir, querer destacar -lo que es, no válido, valídisimo- cuenta:aguantar!!

    En todos los lugares, las tribialidades, las cosas manidas y dadas hechas, comen y nublan nuestro percepción; aquella, capaz de hacernos discernir el detalle en el polvo y la paja.

    Me cuesta ver cómo se deja el rincón. Ir tras los cantos de sirena. Lo entiendo. Todos anhelan el retorno para ser, de nuevo, parias en tu tierra.

    ¡Qué desastre!! ¿Por qué no darse cuenta de la finitud casual de las cosas?

    ¿Se arreglarían así los tópicos? No lo creo. Necesitamos tiempo, esfuerzo y ganas para percibir el pequeño y auténtico detalle.

    Un abrazo virtual de... Ángeles

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  10. Jánir:
    Me alegra no haber defraudado tus expectativas y que hayas encontrado al bicho raro que esperabas. Un besote.

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  11. Cla9:
    Ladran, sí... señal de que son perros.
    Un beso.

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  12. Gloria:
    Yo también estoy muy a gusto y creo que los gallegos nos llevan ventaja en más de un aspecto, por eso no me planteo volver a mi país (es el mío, me guste o no) Coincido en todo con tu análisis.

    En cuanto a las minas, en general huyen despavoridas al verme, otras vomitan, en fin... Claro que también puede ser que yo las espante en determinados momentos de mi vida. Todos tenemos nuestro Mr. Hyde oculto.
    Más besugos frescos.

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  13. Geno:

    Interesantísima exposición de varios puntos de vista que dan para mucho más que un simple comentario. Muchas gracias por tu valioso aporte, como siempre.
    Un beso.

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  14. Estimado Enrique: lamento llegar tarde para comentar, quedan las migajas.... pero aún de las migajas de pude reconocer el gusto de los manjares....La nota es desde todo punto de vista recontrabuena, no encuentro un ángulo para diferir....es todo tan real, tan vívido. Reconozco que para emigrar, hay que tener una razón suficientemente poderosa y una gónadas muy especiales...Lo realmente importante es que tu nota no es un lamento, sino que adquiere un caracter reflexivo y esclarecedor, y que pone de manifiesto la existencia del elemento más nocivo, perniciooso y execrable..la Ignorancia, fuente de todo mál y penurias...La ignorancia domina el mundo , y nos puede convertir en simples figuras sin seso y voluntad....Rescato y aplaudo todas tus palabras...En cuanto a la fealdád, no creo que puedas competir conmigo...Con todo afecto, te saluda un soñador bonerense de M.....( léase Matanza) ELCRUZADO.

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  15. Emigrante, inmigrante o estatua de sal...nunca falta un podrido dispuesto a amargarte el día...Comparto que la diferencia la hacemos nosotros con nuestra actitud...jodidos hay en todas partes...y gente linda también (¡por suerte!!)

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  16. Cruzado:
    Te pido disculpas por no haber contestado antes, pero recién hoy veo tu mensaje, que, como siempre, agradezco.
    Emigrar, al menos para mí, no puede ser motivo de queja, porque no se trata de una emigración obligada por alguna catástrofe (guerra, represión, etc.) sino de una decisión meditada y aceptada, tomada ex profeso. Tampoco ha sido malo el balance, porque me he encontrado de todo. Gente buena y mala hay en todas partes y no suele ser eso lo que hace que uno se defina por un sitio u otro. La ignorancia, como bien decís, también está en todas partes. El seso, lamentablemente, es algo en vías de extinción.
    Lo de la fealdad mejor los dejamos ahí, como decía otro feo.
    Un abrazo.

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  17. Mané:
    En mi familia hubo emigrantes y emigrantes, casi por igual, tanto en la generación de mis abuelos como en la de mis padres y en la mía. Estatuas de sal ha habido alguna, también, y algún tipo jodido, que nunca faltan. Pero también (y son amplia mayoría) gente linda. Decís bien, lo importante es la actitud.
    Gracias por pasar. Un beso.

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  18. Fe de ratas: Emigrantes e Inmigrantes.
    Es lo que tiene escribir en el laburo.

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