17 jul 2010

Midgard, (en Mundo Medio)

midgard
Le habían dicho que no sentiría nada, se lo habían dicho el primer día que lo operaron, le habían dicho que los que eran como él estaban preparados para eso, para no sentir ningún dolor. Muchas cosas le habían dicho, no se cansaban de decirle cosas, nuevas y repeticiones. Lo peor de todo no era la repetición de las cosas, sino, el recordarlas al dedillo. Todo. Nada escapaba.
Había otros, pero estaban escondidos como él. No tenía contacto con ellos como ellos tampoco con los demás, era por seguridad.
Lo único que sabía era un número, lo único que lo conectaba a él con los demás era un simple número.
Ocho.
Eran ocho.
Trató durante un tiempo no muy largo identificar las distintas conexiones que podrían existir con ese número, había varias, pero todas sin lógica.
Una de las cosas que diferencia a los hombres de todo lo demás, junto con el pulgar y la razón; el alter ego, la Ilógica.
Realizó muchos trabajos, la mayoría de ellos en el sur de América. Asesinó al presidente Colombiano y se internó en la selva para desmembrar las organizaciones gerrilleras, lo hizo solo, sin ayuda alguna. Volvió bastante averiado, y se sometió a varias operaciones que lo dejaron nuevamente activo.
Simultáneamente se enteraba de las acciones de los otros siete.
Secuestros y desaparición de capos de la mafia Italiana, Rusa y Alemana. Ataques con bombas a palacios Arabes donde se suponían ventas de armamento, ataques a traficantes de blancas y esclavos en Africa. Mas secuestros de mafiosos y emperadores empresariales en los Estados Unidos, bombas y masacres de líderes de carteles mexicanos. Otros en Nueva Zelanda e Islandia, más traficantes de armas de Corea y Japón. Asesinos nazis encontrados en lugares públicos, integrantes del Ku Klux Klan y lideres del Medio Oriente identificados con ataques terroristas.
Cada uno de los actos eran llevados con precisión y bajo la intención de que fueran de estado publico mundial.
Luego de regresar de la última misión, le informaron que se encontraría con sus siete hermanos, estaba en habitación espejada de siempre, en ese lugar donde brazos robóticos lo operaban emitiendo sonidos agudos entre soplidos y chasquidos.
Le dijeron que esta era “casi” la más importante de todas las misiones, por eso, lo harían entre los ocho. Le mostraron lo que llevaría dentro suyo, lo que le colocarían para no ser detectado. Y le dijeron cual era la razón, la utilidad, el fin.
Le dijeron que después de esa misión vendría la más importante que harían, la espera; le entregaron un localizador y lo bendijeron.
“Que tus días sean largos en la tierra”, sonó una voz metálica desde uno de los costados de la habitación, después un clic seco y tres chasquidos que indicaban su partida.
El lugar de encuentro era en Flen, uno de los 9 municipios de la provincia Sueca Södermanland, lugar donde los ocho se unirían para formar un solo ser, el noveno.
La grabación que llevaba incrustada en su cabeza le decía el propósito de la reunión, lo repetía una y otra vez, incansablemente. Sus ojos se movían como en respuesta a la grabación de la voz metálica, buscando los taxis, barcos y aviones que lo llevarían hasta Suecia, hasta Flen.
Se encontrarían en el Mundo Medio, la mitad de todo; donde se hundió el cuchillo para separar las partes. Midgard, en el nórdico antiguo “Miðgarðr”, el mundo de los hombres creado por los dioses, Odín y sus hermanos Vili y Ve. Midgard representa la tierra asentada por los hombres, un "asentamiento/residencia en el centro del mundo conocido", de allí el término común de "Tierra del Medio".
Llegaron los ocho desde el Norte, Noreste, Este, Sureste, Sur, Suroeste, Oeste y Noroeste, cada uno llevando consigo una grabación, las coordenadas y una pequeña cajita incrustada en medio del pecho.
El encuentro se produjo en medio de una granja, cada uno parado en los ocho puntos cardinales, en medio de ellos había una piedra runica con la inscripción “en Midgard”.
Tembló un poco el suelo, inmutables los ocho cardinales vieron como la runa se elevaba y debajo de ella aparecía una pequeña estatua del gigante Yemir, derrotado por Odín y sus hermanos para crear un mundo habitable para el hombre. Con el cráneo de Yemir los dioses habían cerrado la bóveda  del mundo y sus sesos dieron origen a las nubes. Le encargaron dicho trabajo a cuatro enanos, Norori, Suori, Austri y Vestir que simbolizaban a los 4 puntos cardinales.
Los carros de la luna y el sol giraban sobre Mundo Medio creando el día y la noche, y cuando sus carros se cruzaban, generaban el eclipse. El que se daría en pocos minutos.
Sus torsos se abrieron y las cajas metálicas salieron a la luz tenue mientras el eclipse tomaba forma, los ochos no enanos, los que fueron creados para abrir el Mundo Medio, los que fueron hechos por los arrepentidos para que den fin a Midgard y todo lo que en ella andaba.
Los ocho robots soltaron el virus que transportaban, y Odín y todos los dioses estuvieron de acuerdo. Los ocho seguirían caminando los días, en guardia hasta que decidieran nuevamente los que se sientan arriba que era hora de volver a unir los continentes.
Mientras tanto, sus días serían largos en la tierra.-

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