20 jun 2011

MALTORRO


Acostarse a las 8 de la noche, era vivir un infierno en vida, ni siquiera guardado en Olmos había sufrido algo así, pero rescatarse, arrancar de cero, laburando en la panadería, tenia ese costo, y si a otro lugar tampoco quería volver era al ropi, que iba como trompada en el pabellón, pero ahora, había que dormirse en seco.

El problema no radicaba solamente en lo anti natural que, para un nocturno, era tratar de dormir, en el periodo que más atento y despierto se sentía, si no en el entorno, los ruidos de la pensión, que se le colaban por las orejas sin pedir permiso y entre esos sonidos, los que más lo sacaban, eran los del Chino y la Pokemon, la pareja de la pieza de al lado.

El Chino y la Poke vivían de bondi, salvo cuando se desmayaban, él, fisura mal, de tetra, milanga, o lo que pintó y ella de los viajes que se comía por negarse a darle plata al tipo, la molía a palos a la fea ese hijo de puta; cruzar a la mina con los ojos en compota o marcada a lonjazos, lo amotinaba, nada lo ponía más violento que la violencia, la del abusador.

Hacia semanas que se metía en la cama y sistemáticamente, apenas empezaba a relajar, un golpe contra un mueble, o la pared lindera lo sobresaltaban, más de una vez estuvo así de ir a acomodarle los patitos al Chino, pero no se podía jugar a terminar de nuevo engriyado, se quedaba masticando la mierda en la oscuridad.

La bruma de esa madrugada no dejaba ver mucho más que un par de metros adelante, cerca del arco del potrero se cruzaron el Chino, camino a la pensión, volvía de gira y el iba para el trabajo, o lo había esperado en ese lugar, no recuerda.

-         Dame fuego amigo.

El chino sacó como pudo un encendedor que cuando quiso darle termino cayéndose, o quizás él alejó un poco la mano, para que no llegue a destino.

Puteando el fisura, se agachó a levantarlo, cuando subió la vista, aún en esa posición, vió un pan francés en la mano derecha del otro:

-         Ey amigo ¿so gil vó? ¿Llevá pan a una pa…

Antes que el Chino entendiera que estaba viendo un silenciador improvisado y que de la otra punta del pan estaba encajado el caño de un .38  ya tenia en la frente los dos corchazos. Así quedaría de regalo para la fiambrera, donde los morgueros determinarían que las balas encamisadas extraídas, podían ser de 7 calibres distintos, la falta de marcas de estrías imposibilitaba confirmar el arma y la ausencia de vaina servida solo les dejaba a los ratis la teoría de un encargue a un killer.

El, siguió el camino que lo llevaba a su trabajo, caminando, en el trayecto se deshizo del mudo de miga, los guantes de látex, descargó y envolvió el fierro que terminó al fondo de la mochila.

Pasaron casi 8 meses desde que el Chino perdió en un ajuste de cuentas entre traficantes, según informaron los especialistas en el Popu y Crónica, cuando una noche en la que ya el sueño le iba entrando como un susurro, los gritos y golpes que provenían de la pieza de la Pokemon y Tatú, su nueva pareja, lo desvelaron…


3 comentarios:

  1. Welcome... estimado.
    Muy buen comienzo.
    Me gustó mucho... será que vuelve a girar la rueda.
    Besos

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  2. Hola Lau, gracias por la bienvenida, me alegro que te gustara, solo aviso que la rueda no la inventé, una lástima, le cobraria royalties a cada auto, bici y triciclo...
    Beso!

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  3. abrazo gente! buenismo leerlos. Lo mejor para lo que se viene!

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