7 DE FEBRERO

Recontando los espacios entre las décadas, me encuentro conmigo. Y descubro que al Tiempo le gusta jugar.



Juega, desconociendo su naturaleza irreverente, incapaz de hacerse cargo de su hacer.


Descaradamente me hace creer que se está escapando, me susurra al oído que hay mucho por hacer, y luego me muestra una imagen antagónica a sus dichos, para que no entienda nada.


Definitivamente le gusta jugar. Le gusta disfrazarse de lo que sea para despistar. Juega a la mancha congelada como si fuera un crío, y se derrite cuando el ánimo aprieta.


De todos modos no da cuenta de su paso, camina en el aire, aligera la carga.


Cada arruga es un trofeo imprescindible y único, que encima es fugaz…


Cada cana es un tesoro a proteger, pero tampoco se le resisten, se esfuman. Sólo quedan unas pocas a colorear.




Más que décadas son eras, que marcaron mis fibras con carbonilla y sangre. Que cerraron temporadas con un sello devastador. Que quedaron registradas en los trazos, en los lienzos.


Y este jugador empedernido levanta los cartones y esboza lo que quiere.


Con una gran sonrisa me distrae de mi endémica seriedad, pero no se va de mi lado. Se queda cerca. Me mantiene alerta. Me lleva y me trae. Me asusta y me divierte…


Y yo ahora, después de tantas vidas, le sigo el juego. Y juego con él. Y me río y no me callo. Y me muestro sin vergüenza. Y respiro, ja, el aire que nos queda, con placer… sabiendo que le pertenece.


Hay marañas que sólo las desmaraña el arte.


Brindo por -s-ó-l-o- -l-o- -m-e-j-o-r- para todos los febreros de mi vida!!!


SKÅL!!!



Cla9


4/2/10