“Lorenita, recordá esto siempre, el tren pasa solo una vez”.
La dichosa frase que su madre repetía hasta el hartazgo, cansaba ya a la joven veinteañera. Era un estigma ya para ella. Cualquier acontecimiento desgraciado que sufriera, de cualquier clase, daba la señal de partida a mamá Clotilde, para esgrimir la sagrada muletilla.
Los sucesos a enumerar eran varios. Uno de tantos fue cuando conoció a Claudio, el hijo de la panadera. Después de un año de noviazgo, el muchacho vino con la novedad.
- “Me voy con los pibes a la Capital, vamos a practicar deportes de riesgo.”
Los sucesos a enumerar eran varios. Uno de tantos fue cuando conoció a Claudio, el hijo de la panadera. Después de un año de noviazgo, el muchacho vino con la novedad.
- “Me voy con los pibes a la Capital, vamos a practicar deportes de riesgo.”
- “Todavía con esa idea, no vas a llegar a ningún lado.”
- “Vamos a comenzar con un mini show en los subtes. Saltamos de los andenes cuando están por llegar y tratamos de que no nos arrollen. Tengo un buen presentimiento. Me gustaría que me acompañes”
- “Ni en pedo dejo el pueblo. ¿Vos te crees que con eso vas a triunfar?
Fue llegar a la casa y escuchar la consabida frase de su madre. No estaba tan enamorada, como para semejante sacrificio. Interiormente sabía que era un delirio lo de su novio. Lo imaginaba volviendo con la cabeza gacha, diciendo “Tenías razón”.
Nada de esto sucedió. Claudio después del primer mes, tuvo la suerte de que su show fuese observado, por un reclutador de talentos. Al tiempo, debutó como acróbata en el Cirque du Soleil en un espectáculo que recorrería el mundo. Cuando se cansó de viajar, se radicó en Los Angeles, donde al día de hoy, es doble de riesgo en diversas películas. Jamás volvió al pueblo.
Cuando Lorena se enteró por la hermana del susodicho, la mirada de Clotilde sobre ella, pesaba una tonelada. Y en su interior, taladraba su cabeza la dichosa máxima, al igual que la propaganda del pajarito, de hoy en día.
Otras de tantas, fue cuando llegaron al pueblo, los del reality. Hicieron un casting buscando a la nueva chica Top. Clotilde, descontando un potencial rotundo éxito, insistía a su hija, para que participara. Era cierto, Lorena, nada tenía que envidiar a cualquier maquillada y producida. Ya a cara lavada, era toda una belleza.
Pero otra vez, su inseguridad y comodidad, la hicieron desistir. La convocatoria la ganó la de la otra cuadra, que ni por asomo podría competir en un mano a mano con Lore.
Con el tiempo, maquillaje, photoshop y cirugía mediante, Virginia llegó a las “grandes ligas” en el mundo de la moda, siendo hoy la cara de una importante línea de cosméticos internacionales.
- “Viste hija, siempre te lo dije, el tren pasa solo una vez”
- “Me tenés harta desde chica con eso. Está bien, no tuve suerte. Pero basta con eso. Voy a estudiar a la Capital, dejo este pueblo de cuarta.”
Fue llegar a la estación, y largarse a llorar desconsoladamente. Sabiéndose interiormente responsable de su destino infructuoso, la pena y la congoja se apoderaron de ella.
Fue cuando la vió Don Cosme, el viejo jefe de estación, quien se acercó a la joven con ánimo de consolarla. Lo raro es que no vestía su uniforme ferroviario, sino un saco vetusto y una valija en la mano. Luego de escuchar el relato de la niña, el hombre no pudo con su emoción.
- Que pena lo tuyo hija.
- ¿Vió? Veré ahora en la Capital, a ver como me va.
- No, no hablo de eso. Hasta en esto tu madre tenía razón
- ¿En que? ¿En su dichosa frase?
- Y… si. Acá también el tren pasa una sola vez y hoy ya pasó.
- No importa ya estoy resignada. Esperaré a mañana.
- Lo que sucede hija, es que a los pueblos, todo llega mas tarde. Y recién ahora llegó eso de, “Ramal que para, ramal que cierra”. Estoy así vestido porque no pasa mas el tren desde hoy, hija. A mi también una frase me arruinó la vida.
Es el día de hoy que se los puede ver a ambos, pintando graffitis en las paredes de ese pueblo, que en el caso de Lorena, nunca pudo dejar.
uf. devastador, piper... esas frases son sentencias que arruinan a cualquiera... o como bien decís a los inseguros y cómodos. Muy buen relato!!!!
ResponderEliminar¿Y por qué no se fue en micro?
ResponderEliminarDadme veinte años y ningún tren...¡y veréis de lo que soy capaz! je!
ResponderEliminarNo se fue en micro porque esa misma noche se murió el chofer, pero hay gente que a los veinte años no es capaz de mover el culo ni para ir a la esquina. Y después se quejan, haciendo uso de otra frase famosa: "la culpa la tuvo el otro".
ResponderEliminarFelicitaciones Piper
Piper querido.. me gusto tu relato, ¿sabes de que me hizo acordar? en mi vieja diciendome
ResponderEliminar-¿Te lo dije o no te lo dije?
Besos! buen finde!
no me preguntes como llegue aqui ya que ni yo lo sè jaja
ResponderEliminarpor lo que veo el mundo es un pañuelo,yo ando viendo si me mudo ono de barrio
por lo que veo estos barrios hay gente conocida
y tambien un poco despoblado.jaja
sin ir màs lejos hasta me parece que clarin blogs,ya muchos se estan yendo.
motivos !!??vaya saber el porque.
serà por lanueva plataforma ??
beso piper.
athenne@ A diaz